Chile superará su meta de energías renovables
Los últimos cambios en el mercado de materias primas han hecho al sector comparativamente más seguro y atractivo para los inversionistas.
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Chile ha sufrido para reducir su dependencia de los costosos combustibles fósiles importados, que representan más de la mitad de su matriz de generación eléctrica. El gobierno de la presidenta Michelle Bachelet ha buscado hacer frente a esta situación, estableciendo una meta para alcanzar 20% de generación a partir de fuentes renovables no convencionales para 2025 y un objetivo de largo plazo de 70% de energías renovables para 2050. Pero, aunque las barreras de entrada y requisitos de escala hasta ahora han impedido un fuerte avance de las renovables, los cambios en las circunstancias ahora han vuelto al sector comparativamente una inversión más segura; en 2015 las energías renovables atrajeron US$ 58,2 millones, 76% de toda la inversión en energía.
Como resultado de estos saludables niveles de inversión, parece probable que Chile cumpla la meta de 2025 unos cinco años antes de lo programado, pese a que el gobierno no contempla subsidios para este tipo de energías.
Las fuentes renovables representaron 11,5% de la matriz en 2015, un alza desde 10,5% en 2014, según el Centro para la Innovación y Fomento de las Energías Sustentables (CIFES, que forma parte del Ministerio de Energía). Aún más, el Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA, del Ministerio de Medio Ambiente) reportó que el valor de las inversiones de las nuevas propuestas alcanzó en enero un máximo de seis años, principalmente debido proyectos de energía con un valor de más de US$ 6 mil millones en potenciales inversiones. Es probable que el derrumbe de los precios del petróleo esté empujando a los inversionistas de energía hacia otros sectores.
Rico en sol
La energía es cara en Chile, principalmente debido a la falta de petróleo y a temas de conectividad. Los costos de la energía han frenado el crecimiento de la industria minera, y de la industria en general, al elevar los costos comparados con los de otros productores con sistemas eléctricos independientes y más integrados. Los costos de la energía son particularmente restrictivos para el sector de la minería del cobre, en momentos en los precios del metal rojo han caído acercándose a sus costos de producción.
Sin embargo, existen ventajas comparativas en las energías renovables, especialmente en energía solar y eólica. Deutsche Bank reportó en 2015 que los productores de energías renovables ya eran capaces de realizar ofertas más competitivas que los productores tradicionales para contratos de energía en el norte de Chile. La energía solar, una fuente que hace tan solo tres años era casi inexistente, representó 2,7% de la matriz eléctrica nacional en 2015. Pero CIFES estima que otros 2.815 Mw de capacidad en energía renovables, principalmente solar, serán agregados para octubre de 2017, duplicando los actuales niveles de producción renovable.
Un ambicioso ejemplo de estos proyectos recibió la luz verde del Ministerio de Medio Ambiente en enero. Si se completa según lo planeado en 2020, Cielos de Tarapacá (desarrollado por la firma chilena Valhalla) será una de las mayores plantas solares del mundo. La construcción del proyecto, que pretende producir energía generada solarmente en forma constante utilizando un sistema integrado basado en hidro y solar, debe comenzar a fines de este año.
Del papel a la realidad
Parte del antiguo dilema energético de Chile —cómo transportar de manera barata la energía de generación hidroeléctrica en el sur a las minas de cobre en el norte— puede quedar obsoleto dentro de los próximos años. El aumento de los proyectos solares y eólicos en el norte, y la conexión de las dos principales redes eléctricas del país, el Sistema Interconectado Central (SIC) y el Sistema Interconectado del Norte Grande (SING) está en camino de completarse para 2018.
Aun así, proyectos de energía solar que han generado gran expectación con frecuencia en el pasado han terminado sin materializarse. El proceso de revisión ambiental es costoso y la viabilidad económica está sujeta a los volátiles precios internacionales de los commodities. Históricamente ha sido difícil conseguir financiamiento, y estos proyectos no cuentan con el apoyo de subsidios estales en Chile. Abengoa, un productor eléctrico español, recibió aprobación para una planta solar de 100 Mw en Antofagasta en enero. Sin embargo, la compañía se encuentra actualmente luchando por evitar una quiebra y el proyecto afronta un futuro incierto, a pesar de haber recibido ya la aprobación ambiental.
Desierto de inversiones
El auge de inversiones propuestas este año convive con un ambiente de negocios claramente pesimista. De hecho, las inversiones en capital fijo se han hundido junto con los precios del cobre, la principal exportación de Chile, en los últimos dos años; cerca de 45% de los flujos de entrada de Inversión Extranjera Directa (IED) entre 2009 y 2013 fueron directamente al sector minero. Los precios del cobre en ese período eran elevados, y la demanda —particularmente desde China— parecía insaciable. Durante ese tiempo, la IED relacionada con la energía era 10% del total. Los bajos precios internacionales de los commodities podrían estar ayudando a desviar capital hacia otros sectores, incluyendo el de las energías renovables, trayendo la muy necesaria diversificación.
Aunque las sólidas cifras de enero son impresionantes, en el mejor escenario, la inversión y producción en energía comenzarán a sentirse sólo después de un proceso de aprobación de dos años y un prolongado período de construcción. Aun así, la Economist Intelligence Unit espera que las dificultades que afrontan los deprimidos sectores de minería y manufacturas desvíe recursos de capital hacia sectores más rentables como las energías renovables en el mediano plazo, mejorando la diversificación y reduciendo la dependencia de Chile de los combustibles fósiles importados.